Naranjas

Llufa de naranja

En el Día de los Santos Inocentes es costumbre embromar a los amigos y conocidos.

Aparte de las bromas que suelen realizar algunos medios de comunicación con noticias a todas luces falsas y alguna que otra broma pesada del amigote de turno, es todo un clásico el monigote de papel de periódico, la llufa, que se coloca con disimulo en la espalda de la “víctima” para que lo pasee por todas partes sin ser consciente de ello.

¿Y qué tal un monigote con la cáscara de la naranja?

Su confección requiere un mínimo de habilidad con el cuchillo a la hora de recortar la figura y, aunque no es necesario, puede ser conveniente dibujar previamente la silueta con la ayuda de un rotulador.

Eso sí, es muy importante que el pezón de la naranja quede justo en la entrepierna del monigote. Ahora veremos el porqué.

Una vez dibujado y recortado con la punta del cuchillo se procede a separar la cáscara del fruto, con mucho cuidado para que no se rompa la parte del albedo -la parte blanca de la naranja- que discurre por el centro geométrico. Puede ser conveniente pelar el resto de la naranja y separar los gajos para que no se rompa.

Si hemos sido lo suficientemente habilidosos obtendremos un resultado como el que se aprecia en la fotografía: ¡una llufa niño!

Y si hemos sido algo patosos obtendremos: ¡una llufa niña!

Con esta tontería (que sí, que lo es) quizá podamos entretener o embromar a los niños. Mostrar por el dorso y preguntar si piensan que es niño o niña, girar y ver si han acertado. Les divertirá o no, pero seguro que les sorprende.

Y si te parece todo el asunto algo grosero, siempre puedes cambiar el motivo. Se trata de echarle imaginación.

Con bastante menos trabajo podrás conseguir una sombrilla, una seta, una margarita, un trebol de cuatro hojas…

Y mientras los niños juegan o se entretienen colgando estas singulares llufas, pueden seguir comiendo la apetitosa naranja o bebiendo su saludable fruto.

Toda ayuda es buena con aquellos niños que se hacen los remolones a la hora de la fruta.