¿Caja negra? ¡Caja naranja!
Una caja negra, o black box, es un término genérico para designar equipos electrónicos de una aeronave, que se originó en la RAF durante la 2ª G.M. Las primeras cajas negras eran, literalmente, cajas con cubierta negra que contenían diferentes dispositivos para el lanzamiento de bombas. Más tarde el término se amplió para incluir diferentes aparatos de navegación. Y cuando se instalaron los primeros grabadores de datos de vuelo en las aeronaves civiles, se siguió utilizando el nombre sin importar el color que realmente tuvieran.
Si a este conjunto de aparatos se les llama caja negra es por una traducción literal del inglés black box, que alude al significado de “contenedor” más que de “caja” —en lo que respecta a box— y más al significado de “oscuro, secreto” que de “negro” en lo que respecta a black. No hay que olvidar que si estamos frente a un mecanismo cuyo funcionamiento interno desconocemos, pero sí sabemos utilizarlo y proporcionarle lo necesario para obtener de él lo que queremos, también podremos llamarle black box.
El sistema de grabación de datos de vuelo contenido en la caja negra consta de tres unidades: la grabadora de conversaciones, situada en la parte delantera del aparato, la unidad de adquisición de datos técnicos, colocada en la cola del avión y la unidad grabadora, que se suele colocar en la parte superior de la cabina. Gracias a la grabación y registro de 60 parámetros de vuelo, junto con las conversaciones entre la torre de control y el avión, los avisos a los pasajeros y el micrófono de ambiente de la cabina durante los últimos 30 minutos de vuelo, se pueden saber las causas de los accidentes para intentar ponerles remedio.
Ahora bien, estos aparatos recubiertos de un robusto armazón se pintan de color naranja brillante para facilitar su localización en caso de siniestro. A ver quién era el guapo que las encontraba pintadas de negro entre los restos de un avión accidentado. Entonces, habría que llamarlas caja naranja para hablar con propiedad ¿no?