La Naranja, la Reina de las Macedonias
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Si hay un postre que todos pueden disfrutar, ese es una buena, fresca y nutritiva macedonia.
Casi siempre hay fruta en casa sea natural o envasada, que picándolas en trozos pequeños, endulzándolas con azúcar o miel y completándolas con algún fruto seco o incluso con alguna bebida alcohólica para los adultos, se convierten en una macedonia llena de aroma y vitaminas que supondrá el toque final perfecto para cualquier comida y que nos sirve como postre en cualquier temporada del año.
Todos estaremos de acuerdo en que la Naranja es la reina de las macedonias. Porque una combinación de frutas sin el agradable zumo de una naranja, no es lo mismo. El resultado sin naranja es muy pastoso y poco agradable de digerir después de una copiosa comida. La naranja en este caso nos aporta, además de todas sus propiedades beneficiosas, color, dulzor, aroma, frescura, hidratación y es el aglutinador esencial de todas las demás frutas que le añadamos a nuestra macedonia. Si no tenemos a mano una naranja, casi el mismo efecto conseguimos con la mandarina, pero al tener ésta los gajos más pequeños y menos jugosos, necesitaremos invertir más tiempo y mucha más cantidad de fruta para obtener suficiente zumo. Además si añadimos mandarinas a una macedonia, debemos pelarlas y quitarles las pepitas y en el caso de que sea necesario, pelar cada gajo si la piel blanca que los rodea estuviese muy áspera para el paladar.
Las naranjas más adecuadas para una macedonia son la variedad de naranja dulce. Podemos solamente exprimirlas y usar el zumo o añadir también desde la pulpa suelta a gajos cortados que no presentes pepitas ni piel para que sean más agradables de comer.
También, como ya os hemos aconsejado en otras recetas con naranja, queda muy vistoso usar la cáscara de naranja en forma de cuenco o cesta para servir en ellos las raciones de macedonia -en este caso-. Para hacer esto, es necesario que las naranjas estén bien limpias y secas y con un cuchillo afilado, por ejemplo, cortamos la tercera parte superior de la naranja y le hacemos con paciencia, una forma de dientes de sierra. A continuación, extraemos toda la pulpa de su interior (la cual aprovechamos para la macedonia) y si preferimos, las ponemos al congelador un rato para que nuestra macedonia esté mucho más fresca.
Sobre todo en estos meses de verano comer macedonia nos ayudará a estar hidratados y nos aporta los nutrientes adecuados para soportar las altas temperaturas. Una macedonia en verano, puede tomarse no sólo como un postre, sino también para la merienda sobre todo de los niños, o para cenar así además –si le echamos edulcorante en lugar de azúcares- nos ayudará a guardar la línea. Es en este tiempo veraniego cuando más apetecen a la hora de comer, recetas fáciles de cocinar, ligeras, sabrosas y frías y con una macedonia tendrás todo esto y podrás incluir sin esfuerzo en tu dieta diaria, las cinco raciones de frutas que se nos aconseja comer.