Torrijas de Naranja
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En estos tiempos en los que todos miramos más lo que gastamos e intentamos ahorrar al máximo, vemos como se están recuperando hábitos que tenían nuestros abuelos y que la moda consumista fue dejando obsoletos erróneamente.
Uno de los campos en donde esto es más patente es en la cocina. Nuestro carro de la compra ya no lleva tantos productos precocinados, bollerías o zumos artificiales haciéndole un bien no sólo a nuestra economía, sino también a nuestra salud. Ahora procuramos elaborar más recetas caseras “de toda la vida” y aprovechar todos los restos de comida para la hora de la cena o los transformamos en el próximo primer plato.
Nuestros abuelos sabían como nadie aprovechar los alimentos y algo que nunca, nunca tiraban, era el pan. ¡Cuántas ricas, sabrosas y saludables recetas podemos hacer con los restos de pan que han quedado de varios días!. Si hay una receta que yo recuerdo especialmente y que me ofrecía para merendar mi abuela cuando iba a su casa, eran sus especiales “Torrijas de Naranja”. Sabemos que las torrijas son un plato típico que frecuentemente se hace con leche, pero ella las hacía con zumo de naranja porque en casa había varias personas que padecían de intolerancia a la lactosa.
Las Torrijas de Naranja son tan fáciles de hacer que los niños pueden colaborar con nosotros e involucrarse en la elaboración de su merienda tal como hacía yo de pequeña. A mi me parecía magia el ver que unos trozos de pan viejos y semiduros, al final pudieran resultar una merienda que estaba tan buena!.
Así que os dejo a continuación la receta:
Necesitaremos básicamente, pan, zumo de naranja natural, harina, huevo y aceite para freír.
Primeramente, exprimimos varias naranjas y reservamos el zumo en un plato hondo.
Luego cortamos rebanadas de pan con una anchura media y las dejamos que se empapen dentro del zumo de naranja pero sin que se desarmen y pierdan la forma para que podamos continuar manipulándolas.
A continuación pasamos cada rebanada primero por harina y luego por huevo y seguidamente las freímos. Para freír estas torrijas y que no pierdan el sabor a naranja, es aconsejable que el aceite utilizado sea de girasol ya que el de oliva le restará sabor (aunque si os gusta más, pues adelante!). Una vez estén las rebanadas con cierto color dorado, las retiramos sobre un papel absorbente y cuando estén templadas las espolvoreamos con azúcar, azúcar glass, chocolate en polvo, canela, miel, o cualquier otro aderezo que prefiráis.
También podemos ponerle algo de azúcar al zumo antes de introducir las torrijas, para que antes de añadirles el toque final, tengan más sabor y gusten más a los niños; así mismo podemos añadir sobre el zumo, un poco de ralladura de cáscara de la naranja para que potencie el sabor y añada textura crujiente después de la fritura.
Finalmente, dejamos que nuestras torrijas de naranja se enfríen y entonces podremos disfrutar de una riquísima merienda económica, fácil y libre de productos artificiales y grasas saturadas!.
Foto | Mundorecetas.com