La mandarina (y 2)
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Es un cítrico similar a la naranja, aunque más pequeño y dulce. Se pela con facilidad, lo que no es una propiedad menor, porque muchos consumidores es la particularidad que más aprecian.
El nombre lo debe al color de su piel, que es igual al que usaban los mandarines en sus ropas. No llegó a nuestro país hasta mediados del siglo XIX pero pronto se adaptó al clima y las tierras levantinas.
El principal país productor es China, seguida de España, que exporta una parte importante de la producción a todos los países europeos, a Canadá y a Estados Unidos, del que somos el principal país proveedor.
La producción expañola se concentra en un 90% en la Comunidad Valenciana.
Se pueden encontrar en el mercado desde septiembre hasta principios de marzo, gracias a la gran cantidad de variedades cultivadas, que se clasifican en cuatro grandes grupos:
Clementinas, que son jugosas, sabrosas, fáciles de pelar y con ninguna o casi ninguna semilla.
Clemenvillas, que son una variación de las anteriores, de color de cáscara más intenso y con mucho zumo.
Satsumas, muy precoces, de excelente aroma, muy sabrosas, con mucho jugo.
Híbridas, diferentes por su vocación pero siempre ricas en azúcar y en ácidos orgánicos.
Las mandarinas tienen menos vitamina C que otros cítricos, pero a cambio son las que aportan más carotenos y xantinas lo que hace que presenten propiedades fisiológicas que van mas allá de las puramente nutricionales.